Station: [67] New Station
<Érase una vez que huíais de mí, muchos de vosotros. Os encarcelamos, muchos de vosotros. - Matamos al ardiente Stefanus. ¡Pero hoy me arrodillo bajo vuestras manos! Ponlas sobre mi cabeza. Recen por mí. Sabemos que Dios tiene grandes planes para nosotros. ¡Bendíceme, hermano! Bendíceme, hermana. Manos benditas - cabezas benditas. Para Bernabé y para mí, había llegado el momento de dar un gran paso y partir hacia zonas que nos eran ajenas, donde nadie había oído hablar aún de Jesús. Nuestros compañeros cristianos nos impusieron las manos en la cabeza al despedirnos. Rezaron para que Dios nos acompañara en cada paso del camino y nos bendijera. Con este aliento, nos hicimos a la mar. Así comenzó nuestro primer viaje, que nos llevó primero a Chipre y luego a Asia Menor.